La Medicina Interna es la especialidad médica que se encarga de la atención de los problemas de salud no quirúrgicos de los adolescentes, los adultos y los mayores. El internista atiende a los pacientes ingresados y en consultas. Debido a sus amplios conocimientos médicos, es capaz de diagnosticar y tratar las enfermedades que habitualmente son los trastornos derivados de los órganos internos, es decir, cardiológicas, respiratorias, digestivas, renales, infecciosas, reumáticas, endocrino-metabólicas, neurológicas, hematológicas, etc.
Para explicar mi especialidad, usaré un simil futbolístico, es como si fuera un mediocampista o distribuidor de juego. Descubro la enfermedad y si no la puedo tratar, remito al paciente de forma dirigida a otro especialista como por ej. al cirujano, neurólogo, etc, según sea necesario y siempre de forma controlada.
La atención médica que practico con mis pacientes se caracteriza por ser personalizada y global, es decir, I N T E G R A L. Examino, valoro y considero a los enfermos "como un todo", incluyendo no sólo la dimensión físico-química, si no también los áspectos emocionales, mentales, sociales y culturales. Otra característica principal de mi práctica médica es la de prestar asistencia de manera continuada, es decir acompañando al paciente a lo largo del recorrido de la enfermedad (a veces durate muchos años en los procesos crónicos). “Curar a veces, mejorar a menudo, cuidar siempre”.
Otro aspecto fundamental es la PREVENCIÓN Y LA EDUCACIÓN de la enfermedad y/o de sus complicaciones. Recuerda, más vale prevenir que curar. No sólo es importante que el paciente se cure, sino también, que reconozca lo que le ha llevado a la enfermedad y lo que debe hacer para evitar que aparezca en el futuro. Los hábitos de vida como el tipo de alimentación, el consumo de alcohol o tabaco, el ejercicio físico, la calidad de las relaciones afectivas, las motivaciones y finalidad que uno da a su vida, el tipo y calidad del entorno ambiental, etc., son los condicionantes más importantes en el origen y desarrollo de las enfermedades y que, por tanto hay que conocer y, en muchos casos, modificar. Esto se puede realizar con los chequeos médicos integrales habituales y la valoración individualizada de los distintos riesgos cardiovasculares, tumorales, etc.